martes, 9 de agosto de 2016

LA PASTORCITA

LA PASTOCITA
Era una niña muy pequeña. Tenia pocos añitos y guardaba unas cincuenta ovejitas, las llevaba a pastar por las montañas donde hacía tanto frío que casi se helaba la llama del fuego, y para protegerse  llevaba un gorro  unos guantes y unos calcetines que su mamá se los había hecho con la lana de las ovejitas; también llevaba unas polainas de piel para protegerse las piernas y en su mano un cayado; era una  pastorcita que pateaba  las  montañas pobladas de sabinas, encinas y también arbustos que por su espesura no dejaban ver al pueblo. La acompañaba una perrita que la bautizó con el nombre de Luna, porque en la oscuridad de la noche, cuando  la luna del cielo dormía, ella la guiaba. Allá a lo lejos, sé veían como dos faroles muy juntitos ....; la noche era oscura...... ¿Qué será? ¿Dos luceros?¡¡ No!! Están a ras del suelo. ¿Serán dos fuegos? No porque el fuego no camina con el viento en contra.... y el viento la daba en la espalda. Los dos faroles se iban acercando, acercando  .... ¡uuuuuy, qué miedo!!- dijo la pastorcita, pero Luna, la perrita la tranquilizaba con unos--- guau, guau, guau—que querían decir: no tengas miedo.
De pronto se oyó un maullido y otro maullido, era un gatito, que se había perdido  asustado y tembloroso, se acercaba a la pastorcita con un miau  miau  miau   que quería decir; quiero ir con vosotros, no me dejéis solo.                                                      Y la pastorcita  que amaba tanto a los animales le dijo  bien, ven con nosotros ¡¡Pero tú no sabes guardar ovejas!!¿y cómo nos ayudaras? Pero el gatito quería sentirse útil y no estar solo la dijo: yo acompañare a Luna la perrita y me enseñará a cuidar las ovejitas. Bueno, bueno, dijo la pastorcita pero nunca he visto que un gatito se deje enseñar por una perrita----¡Con el mal genio que gastáis!—y el gatito muy triste la dijo:--¡No, mira! Como te acaricio y no te araño ¿Lo ves? no tengo uñas. Pero el gatito la engañó, había escondido las uñas porque quería seguir con ellos, tuvo miedo a decir la verdad y seguía acariciándola. De pronto  el gatito  dio un salto y cogió un ratoncito con mucho cuidado, demostrándola  sus habilidades------ y la pastorcita rápidamente le dijo:- ¿Que haces? A lo que el gatito la contesto con mucha ternura:--miau, miau, miau, que no le hago daño, sólo quiero jugar con él--y le soltó muy suavemente echando a correr. La perrita Luna  se unió al juego y echó a correr detrás del gatito que con el lomo arqueado saltaba saltaba y saltaba . El ratoncito asustado suplicaba: no me hagáis daño, no me hagáis daño ----y la perrita le tranquilizo diciendo: no temas, no temas. También el gatito añadió:--solo queremos jugar contigo, vamos, escóndete, escóndete entre los matorrales. Y la pastorcita, muy contenta añadió: -- ¡si! Todos a jugar, esconderos ------¡Vamos! Pero se escondieron tanto  jugaron tanto que no se encontraban --- De repente la pastorcita oyó un sonido muy flojito, era la voz del ratoncito. Y con voz muy suave para que no se asustaran y llena de ternura los dijo:--- venid,  venid, ¿veis como podemos ser buenos amigos?--- Y las ovejitas al oír esto, empezaron a balar llenas de alegría. Balaban balaban y balaban para decir al mundo.                                                                ¿LO VEEEEIS?
              ¡¡ LA CONVIVENCIA  ES POSIBLE!!

                                                                                  JUAN GARCIA INES