la
escarda y la escardadora
A llegado la primavera
creciendo va lo sembrado
y entre ellos amapolas
y el pincha-dedos del cardo.
El campo hay que escardar
y a las mujeres encargo
en la cabeza un pañuelo
no importaba si oscuro o claro
y en sus manos herramientas
utensilios necesarios
que con habilidad y destreza
cortan los tallos pensados
y en la sombra dejan talego
porque al destino han llegado.
Ya va calentando el Sol
el rocio se está marchando
y no se mojen sus pies
en los hojosos sembrados.
En una mano llevan la hoz
y una horquilla en otra mano
por entre mieses caminan
y entre espigas con cuidado,
pero no a las malas hierbas
que una uve va horquillando
y la hoz con sus estrías
corta amapolas y cardos.
Encorvadas miran suelo
y cortando van a tajo
el calor sobre la espalda
al doblar el espinazo.
Entre el esfuerzo alegría
un nido han avistado
una pajarilla se aquieta
y mira, no la estén mirando
protegiendo está a sus crías
o a los huevos calentando
y la escardadora esquiva
y avanzando van sus pasos
el nidal atrás se queda
y los padres alborozados
en su garganta los trinos
entre las mieses del campo.
Allí no había insecticidas
y el campo era habitado.
Hoy es química la escarda
y la diversidad han matando.
He soñado y he vuelto a ver
la escardadora de antaño
con pañuelo en los trigales
horquilla y hoz en la mano
pajarillos en los nidos
y cardo y
amapola llorando.
JUAN GARCÍA INES
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