EL
CONEJO Y EL ZORRO
En el altiplano
de una colina, donde el tomillo era el matorral de mayor altura, la visibilidad era enorme y donde un conejo
hacia sus excursiones habituales.
Él jugaba
haciendo agujeros en la tierra. Era un conejo muy rebelde pero muy listo que no
hacía caso de los consejos de su madre que le advertía de los peligros que
corría.
Su familia habitaba en la vaguada, donde esconderse
y sortear los peligros era factible debido a su frondosidad, allí se sentían
seguros.
Pero entre los
matorrales había una pareja de zorros que tenían cuatro cachorrillos y a los
cuales tenían que mantener. Oteando con una vista de lince el padre zorro se
dio cuenta de que un conejo salía cada día de su madriguera hacia la colina día
tras día y le hizo un seguimiento para poderle dar caza.
Una mañana el
zorro se propuso atraparlo y llevar algo de comida a sus hijos, le persiguió y
zigzagueando por entre los tomillos, el zorro creía que no tendría escapatoria y
que, por cansancio, lo pillaría, pero el conejo era demasiado listo para
exponerse a salir a campo abierto sin algún sitio donde protegerse. Él había
abierto unos agujeros en esa colina y cuando el zorro estaba a punto de darle
caza, se introdujo en su madriguera, dejando al zorro con dos palmos de
narices.
El zorro pensó
que ahora sí que lo atraparía y empezó a escarbar y a escarbar en la madriguera
hasta que pudiera encontrarle pero viendo el tramo que había descubierto y no
lo hallaba, desistió. Ya estaba cansado…y pensó… este conejo es muy listo, pero
yo lo soy más… Eso se creía él..! La
espera fue larga y se quedó dormido en la boca de la madriguera. De pronto,
emergió el conejo como un volcán de las entrañas de la tierra riéndose a
carcajadas ante las narices del zorro que dio un brinco del susto que le habían
provocado aquellas risotadas, no se dio cuenta el zorro que la madriguera tenía
otra salida.
El zorro ese
día desistió y se fue con su familia sin llevar nada de comida…. El conejo, mientras tanto, bajó a la vaguada
y cogiendo un trozo de corteza de un alcornoque y juntando la sabia de algunas
plantas hizo una poción de colores, se tumbó sobre la corteza e hizo una copia parecida
de sí mismo y apoyando ese dibujo sobre la planta de un tomillo, cerca de la
madriguera, para que fuera visible para el zorro.
MORALEJA: LA ASTUCIA GANO A LA
FUERZA
JUAN
GARCIA INES
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