A RosalÍa de castro
Una niña vino al mundo
fruto de una relación
entre un clérigo y una joven
y entregada fue en dación.
Padeciste la orfandad
fue clavo en tu corazón
y no pudo lamer tu lengua
de tu madre aquel pezón.
Pudieron curar tu dolor…
la ilusión de tus empeños
con la magia de la pluma
idealizabas tus sueños.
Manantial de ideas claras
con delirios imaginados
con angustias y paisajes
y en tus libros acunados.
Los campos de la Galicia
tus ojos, por verdes prados
lagrimas de rocio te besan
son besos de enamorados.
Abre la ventana del cielo
y olvida los ciegos reposos
y admira las olas del mar
con sus rulos espumosos.
Bordas rincones del Sar
y haces sonar sus chorreras
con caudal de tu nostalgia
la corriente arrastra penas.
Hallaste en manso papel
morada de tu inquietud
con agua tintada regaste
las bondades de tú virtud.
Ya no viene por aquí
susurran tristes las flores
ya no describe paisajes
con sus versos soñadores.
Con sus pétalos las flores
han tejido hermoso velo
en la oscura noche del suelo.
JUAN GARCÍA INES
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