LA infancia en aquellos años
Transcurría la infancia por caminos de la inocencia, los
niños/as de aquella época quizás éramos más soñadores, al no haber tanta
tecnología por eso quizá más ingeniosos.
Era allá por los años
1950 ya siglo pasado, los juguetes… sobre todo para los más pobres, llevaban su
patente, y allí donde había un espacio
con tejas… ese era el taller donde se construían las ilusiones y con las
herramientas que estaban al alcance y con mucha pericia se creaban o se diseñaban,
a iniciativa de uno mismo.
Voy a caminar en el tiempo por la vida de aquellos
niños/as en el campo abierto que se respiraba libertad, con independencia y diversidad
y en sus correrías había acciones de humanidad y maldad.
La libertad… los
pasos no tenían fronteras puede que el cansancio fuera el mojón para sus
juegos.
La humanidad … cuando
algún compañero se hacía daño se le ayudaba en lo posible.
Y la maldad…. si
también hay maldad, en los niños/as aunque no lo queramos reconocer, puede que
a eso ayuda mucho el comportamiento de los progenitores. El abuso sobre el
débil es algo que deberíamos corregir y si no, volveremos al origen primitivo como
los animales irracionales.
Aquellos niños/as los
juegos eran escuela para la creatividad, desde hacer cabañas, hornos donde se
asaban las bellotas etc … contábamos cuentos, nos fumábamos nuestros buenos
puros, envueltos con papel de periódico y rellenos con hojas de tomate o de
pimiento o de un tomillo con los que se
hacían escobas las cuales tenían unas bolitas anisadas. Era… nuestra
independencia, nuestra libertad que para
los niños/as era la calle o el campo una universidad.
Si, si a veces la
inducción del gobernante hacia los niños/as de aquella época era inmoral, el
pago por destruir lo más hermoso de la naturaleza los nidos y matar
depredadores, dios mío…! Sí, eso se hacía y se presentaba ante la autoridad que
te remuneraban con alguna peseta.
Se escalaban los
arboles en busca de los huevos de urraca, de cuervo etc, (una anécdota que
viene al caso), era un niño entre tantos, que gateando se subió a un olmo donde
había un nido de urraca… claro para
coger los huevos, sorpresa! Aquel niño no bajo del árbol agarrándose a las
ramas nooooo..! Bajo de golpe, al meter la mano en el nido se encontró con
una serpiente y del susto se cayó lastimándose, más secuelas ya no os cuento
pero haberlas las hubo y con el tiempo le costó la vida.
El culpable es el inductor
y no el inducido, niños/as de aquella época, hoy adultos con visión
retrospectiva y sintiendo una profunda reflexión me juzgo y juzgo a todos
aquellos niños…. Mi sentencia hacia los niños es: NO CULPABLES, pero aquellos
recuerdos… hoy mis ojos se humedecen y mi boca dice basta, nunca más.
A los gobernantes
inductores hoy los siento en el banquillo y que os juzgue la naturaleza! Y para
el humano sea espejo su castigo.
JUAN GARCÍA INES
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