Al puchero de barro
Aquella cocina antigua
con su ancha chimenea
un recogedor de hierro
con morillos a la espera
y el puchero ahí estaba
provisto con asideras
con tapador en su boca
y su respirar no saliera.
De barro y bien cocido
así se forjo ese puchero
unas veces lleno de agua
y otras de patatas lleno
las tenazas le arrimaban
aquellas ascuas de fuego.
Y después la cucharrena
para dar buen remeneo.
Con negrura en su exterior
por esa llama humeante
él aguantaba el rescoldo
sin que ello le importase
un día, luego otro día
a los crudos escaldaste.
impasible nada sentías
pero estómagos llenaste.
La cocina está muy triste
y sin tu vaho la chimenea
ya no te aprieta la tapa
las tenazas no tizonean
ya las manos no te cogen
las ascuas no te calientan
nostalgia quien te vivió
ya nada de aquello queda.
Siglos, siglos y más siglos
forjado de agua y arcilla
tu barriga la llenaban
y en tus tripa se cocían
los sabrosos alimentos
que el paladar bendecía.
HOY FLORERO EN LA MESILLA.
JUAN GARCÍA INES
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