jueves, 17 de octubre de 2019

ESPACIO A LA IMAGINACIÓN


espacio a la imaginación.    

Caminaba este yayo con sus nietas por una anchurosa y larga playa, los pies se hundían en la caliente arena, y le costaba caminar, pues los años también pesan y suponía un esfuerzo levantarlos, pero él quería sentir el vaivén de las olas en esa inmensidad salada y que le daba sensación de libertad, los pulmones se ensanchaban respirando esa brisa húmeda, mezcla de aire y agua.
Al llegar a la orilla las olas me acariciaba las pantorrillas si solo las pantorrillas pues sentía ese cambio de temperatura,
Al lado mis nietas muy atrevidas ellas con las manos chapoteaban y a este yayo le llegaban algunas gotas que traspasaban el alma, pues para ese cuerpo con arrugas el agua estaba muy fría, y con una paciencia (COMO EL SANTO JOB) Las decía no chapotear que mi cuerpo siente frio, pero no me hacían caso, pero yo les seguía mirando cómo se divertían, flotando como las esponjas, y los fondos también dominaban…como buceaban y como buenas nadadoras se fueron alejando.  
Que envidia, que frustración, yo me senté en la arena donde el agua me rozaba los pies y tranquilamente saque un bocadillo de la bolsa, lo cogí entre las manos dispuesto a devorarlo, pero mis nietas se dieron cuenta de que el pan era necesario para atraer a los peces y llegando hasta la orilla donde yo estaba, me preguntan escucha yayo nos pudes dar ese pan que tiene entre las manos… para que lo queréis pregunte…?
Pero viendo que con mucha amabilidad y no exento de ingenuidad,  no obtuve respuesta y se lo entregué, aunque… yo me imaginaba para que lo querían y se adentraron mar adentro, lejos bastante lejos y el pan lo iban desmigando.
Dios mío pero que ven mis ojos los peces amontonados querían comer las migas que desmenuzaban, iban jugando con la dichosa comida, el pan esquivaba las olas levantando los brazos para que no sé deshiciera y así lo iban repartiendo a su modo y manera.
Yo  con mis ansias de jugar como un niño, que solo de lejos podía observar, aunque a mí me divertía, ver saltar a esos animalitos. Luego mi atrevimiento se alzo.
Me despoje de la vestimenta y con solo el bañador para ocultar ciertas partes del cuerpo me puse a chapotear y poder llegar hasta ellas, y yo a mi mismo me preguntaba… pero que haces insensato si no sabes nadar, bueno si la mitad que los peces (solo hacia abajo) tenía la ilusión de jugar con ellos y a medida que iba mar adentro me iba hundiendo ya solo asomaban por la superficie las manos y de cuando en cuando la boca para coger aire.
De pronto se dieron cuenta que ya no estaba en la orilla de la playa y vieron unas manos que pedían ayuda, ellas que dominaban la natación, fueron velozmente al rescate y lo consiguieron no si echarme una regañina y cogiéndome con sus brazos, como si estuviera en una cuna, las olas me balanceaban y yo disfrutando de ese momento como un niño y de cuando en cuando me soltaban pero ya no me hundía había muchos peces, tantos que me hacían de flotador, y ellos con su boca recorrían mis arrugas (digo yo que quizá encontraban algo) alguna célula muerta que para ellos seria alimento, pero cuando llegaban a las plantas de los pies me hacían cosquillas les daba alguna patada cariñosa y les decía en esas partes no…! Claro está, que ellos nada entendían, y seguíamos disfrutando de ese momento. (Porque la vida es un momento)
Ya tocaba retirada decían mis nietas y migajas ya no quedaban,  los peces me seguía masajeando cosa que yo agradecía, pero…
Yo estaba tan a gusto en el mar y con los peces rozándome con sus aletas y las dije  yo me quedo un ratito mas jugando con los peces y cuando me hundía ellos me subían a la superficie. Pero llego la noche y me quede dormido rodeado de los peces que guardaban silencio para no despertarme.
MORALEJA:
ENTRE LAS ARRUGAS HABITABA UN NIÑO QUE SE DURMIO.                                                                                     
                                                                                                 JUAN GARCÍA INES

No hay comentarios:

Publicar un comentario