El arbolón y el Cuervo
No morir antes de
contar
lo que en mi pueblo
viví.
Narrando unas aventuras
aunque algún detalle
perdí.
Y el que esto lea me
dirá…
¡Oh que título tan
extraño
esta realidad allí
residía
en aquella época de
antaño.
En la vega de mis
amores
de arcilla, arena y
tomillos
había un árbol alto y
grueso
y empadronado en
Olmillos.
Es un superlativo de
árbol.
Le llamábamos el “Arbolón”
con unas brazas
inmensas
y para el viento un
violón.
Él quería crecer y
crecer
su afán era tentar el
cielo
las nubes le acariciaban
y preso le tenía el suelo.
Cada año se instalaban
y en lo más alto hacía
nido,
el cuervo con su negro
traje
y con dinámico
graznido.
Llegar al nido un
imposible
y allí criaba a sus
corvatos.
Una incógnita los que
eran
al volar contabas cuantos.
Sus alas rompían
silencio
y a ras de las casas
volaba
en las calles las
gallinas
el perro suelto le ladraba.
El pasado ya es pasado
cuando cierro los ojos
veo
imágenes ya diluidas
y aun en ellas me recreo.
Allá por los años cincuenta
les hablo del siglo pasado
el cuervo se quedó sin nido
y el (ARBOLÓN)
arrancado.
06-12-2020
JUAN GARCÍA INES
No hay comentarios:
Publicar un comentario