miércoles, 29 de junio de 2016

EL SOÑAR Y LA HISTORIA


EL SOÑAR Y LA HISTORIA
A GARCÍA LORCA
Quiero descifrar las imágenes laberínticas de mi sueño,
un sueño, que no quiero que me arrebate la verdad,
es posible, que busque el momento  de ese amanecer
y ver de cerca la injusta, odiosa, indebida,  veracidad.

He vivido una noche revestida, de poesía y libertad,
allí en el escenario una silueta, entre la luz y la sombra,
mis ojos miraban tus movimientos y mis oídos sentían
y con firmeza en tus palabras, ibas deshilando tu obra.

Desde mi silla ilusoria, mis manos se alzaban en aplauso
de una forma inesperada, en un espacio corto de tiempo,
era un paisaje, donde el verso flotaba allí en mis adentros,
té soñé y te visionaron mis retinas, el mover de tu cuerpo.

El sueño, es vida paralela recordando sucesos pasados
y quizás, nuestra mente nos deje un hueco para soñar
y un día lejano, me pregunte si de aquel sueño me acuerdo,
sí, sí y me ha recordado la fuente donde me puedo bañar.

Te soñé, saltando como un niño, entre cardos y amapolas,
te pinchaba el cardo con su verdad, pero nunca te traiciona,
la amapola, con sus pétalos unía sus colores a tus retinas,
a tus incomprendidos actos, culparon la gente que no razona.

Agitada mi memoria, por esa brumas triste del amanecer,
volví a la realidad documentada, que volteaba a mi sueño,
pude crecer y adentrarme en aquel suceso inhumano,
mis dedos acariciaban tu estampa, con ese carácter risueño.

A veces el soñar nos descubre la capa visible de la vida,
te balearon los fusiles con sus bocas negras de acero,
detrás ideas totalitarias. Que sombreo con el desprecio,
si por amar la libertad hay que morir contigo yo muero.

Te arrancaron de esa morada y allí te entrego la traición,
con tu desconsolada huella hasta ese lugar que implora,
y un ruido atronador al caer sobre las hojas agostadas,
se desbordo tu manantial y por la ladera de tu cuerpo mora

El campo es testigo de quien oscureció tu limpia mirada,
hoy te doy vida en mis letras y las expreso en voz alta,
entre rocio de la aurora vuelan en el tornado de mi alma,
te llegaran mis letras donde estés esta mi poesía innata.

No hay puertas, para enclaustrar la grandeza de tu obra,
no, no poner bisagras a esa fosa, que chirriaría la puerta,
una maraña de hojas se arremolinan, te cubren y velan
y en la cama de la tierra, duermes la infinidad de tú siesta.


                                         JUAN GARCÍA INES

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