miércoles, 29 de junio de 2016

LA FRANQUEZA NO MERECE SANCIÓN

LA FRANQUEZA NO MERECE SANCIÓN

Caminarás por la existencia, transparente y penetrable,
luchando por una verdad que será incomprendida,
será un amargo castigo a un proceder insobornable
si se cuestiona y no se aprecia el trayecto de una vida.

No, no cambiaré esa vida de palabras y sinceridad,
no, no quiero consejos muchas veces manoseados,
de ese entorno aunque sea lejano que no quiere
cultivar esa armonía de la que estamos necesitados.

Arrastraré los años pausados hacía el ocaso con ilusión,
con el cariño que me dan mis letras en versos y narrativa,
empuje carros de lucha con altruismo hacía esa igualdad,
sin engañar a la mente, y mi lengua no la haga expresiva.

Es posible que la incomprensión me lleve al desahucio,
cargaré la pluma, el folio en la mochila y haré la travesía,
quizás con resentimiento hacía esa obra ya entregada
y que su aprovechamiento será su deuda  y  fue mi guía.

Cultivé y sembré con la brega los eriales espinosos,
quise unir los lindes de la indiferencia y el desinterés,
quizás por mi apasionada y parcial visión de lo diferente,
no llegaron a seducir ese campo, pero mi  pensar así es.

En ese interior habita un yo cargado  de sensibilidad,
que lucha y sufre por la transparencia de sus afluentes
y su corriente llegue a ese cauce inmenso de la vida
y sea un rio cristalino por la enramada de las mentes.

No puedo disfrazar el pensar para seguir al lado del otro,
pido recibir ese caudal de comprensión a mi lado oscuro,
quizás si hay afinidad se encienda la llama y vea la luz,
quizás con su irradiación ilumine esa paz del futuro.

Quisiera compartir proyectos con alianza desinteresada
y empujarlos en armonía hasta donde no haya frontera,
llenarlos de sueños y rodarlos por la ladera de la vida,
si eso no fuera posible a mi alma, la pesadumbre lacera.

Puede que la independencia conlleve un coste excesivo,
queriendo arrastrar al otro hacía lugares que no permite,
si no existe amalgama entre esos distintos pensares,
causarán reveses  a la convivencia que llegarán al límite.

Rompí las alambradas para entregar mis pensares,
recibiendo la indiferencia, quizás un deseo de sumisión,
no seguiré pautas ajenas que rasguen mi cabal armonía,
quizás la franqueza no merezca ninguna sanción.


                                             JUAN GARCIA INES

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