EL
MENDIGO
En
tu tren de libertad
por
las estaciones del año
dejas
marcada tu huella
no
hablan palabra tus labios.
Ovillado
en un rincón
donde
anida tu morada
el
sueño que no te roben
los
resplandores del alba.
Llena
de agua tus manos
y
no pregunta quién eres
despereza
suave tu rostro
la
fuente que nunca duerme.
Caminando
con tu ajuar
por
las calles y caminos
con
frío calor y lluvia
sin
rumbo y por el olvido.
De
ilusiones desgajado
de
tu soledad cautivo
ojos
de triste mirada
ser
de incierto destino.
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