EL VERANO
Agostada esta la hierba
la pradera ya lo siente
el sol desploma sus rayos
con ese calor casi hiriente.
Ya está la tierra sedienta
ya no chorrea la fuente
no susurra el riachuelo
por la ladera pendiente
donde bebía la fauna
y chapotea la gente
y la luna se contemplaba
en sus aguas trasparentes.
Y en la mudez de la noche
un murmullo de grillos siente
cantan a los luceros
y su canto con ellos duerme.
Le releva la chicharra
que cantando se entretiene
tanto cantar y cantar
que la hormiga no lo entiende
ella recoge
cosecha
de la espiga la simiente
con su labor de acarreo
la es el canto indiferente.
Las mieses ya se han secado
el calor ondea y se pierde
y el segador con su mano
coge la hoz que las hiere
en la otra la zoqueta
que va apuñando su muerte.
Las aves medrosas buscan
entre lágrimas de rocío
en ese rastrojo pisao
han destruido sus nidos
los padres siguen cantando
su llanto con esos trinos
en sus picos no hay silencio
entre el polvo del camino
ya no
es nada como ayer
¡¡Aquel
verano!!
Sin
retorno hizo camino.
JUAN GARCÍA INES
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