AL
PICO DE LA CUESTA
DE OLMILLOS (SORIA)
Caminan
mis pasos por los linderos del alba,
abriré
mis ventanas desde el pico de la cuesta
y se encimará
mi figura en lo alto de su roca,
bufaré
aire ventoso desde la cima de su cresta.
Brotan
mis razones en espumosos pensares
y al
escalar tu ladera siento un latir jadeante,
aprecio
el descanso en asiento de piedras,
de mi pecho
exhalo el aliento y se va errante.
Divisarán
mis pupilas un inmenso panorama
y coge fuerza el viento al acariciar tu figura,
me agarro
al tronco centenario de la encina,
mi
cabello se alborota abrazado a su cintura.
Alzo
los brazos y desato el pulmón al espacio
liberando
impalpables ataduras estresantes,
el
viento desbrochado se lleva las palabras
mientras
mis ojos divisan parajes ilusionantes.
Desde
lo alto de tu arrogante geometría diviso,
esa
presa forjada con sudor, cemento y acero,
observo
el discurrir entre labios de vergazas
y siento
los ronquidos de la garganta del Duero.
En tu
cresta de roca, ahí el cierzo afila su soplo,
a veces
la niebla reviste con su velo tu figura,
a la ladera
la intensa lluvia hace chorreones,
eres
balcón y diviso belleza desde tu altura.
En el
ocaso de la tarde veo al sol esconderse,
entre
nublos de colores, allá lejos, en el horizonte
y aparece
el reflejo de la luna en la oscuridad
vagabundeando
entre la espesura del monte.
Te
aroman los tomillos te defienden las aliagas,
del
hueco del cielo bajan las aves para cantarte
y
corren los animales por la asperura de tu piel,
pasan
por tu cima nimbos inciertos para besarte.
Siento
pereza bajar por tu empinada ladera,
no
habiendo lado contrario fácil a tu empinada,
descender
con mis pies, de lado, una aventura,
y verseo
a ese pico desde su roca encimada.
JUAN
GARCIA INES
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