AQUELLA MADRE

AQUELLA MADRE

¡¡SÍMBOLO DE RESISTENCIA!!

Por la supervivencia, tu abnegación,

por el desnudo de la vida, tu firmeza,

la lucha perenne y en precario, tu riqueza,

no flaquear ni doblegarse era tu única opción.

Envuelta en la bruma del alba tu figura camina,

sentir los sollozos de tus nacidos a tu alma lacera,

rebuscar el sustento y alejarse, a esta madre exaspera,

en el abrazo desclavaba, de la ausencia esa espina.

Umbrío camino, si tus ojos hacia atrás los girabas,

tus pensares vadeaban el lagrimeo de tus mejillas,

son sentimientos caminando, olvidando pesadillas,

cuanta ilusión al regreso, al abrazar lo que amabas. 

Por su claro oscuro el optimismo aparece,

por el desabrigo de la vida tu valentía se alzaba,

eras sueño, eras luz, en ti la visión emanaba

o seria un espejismo que en el horizonte amanece.

Por oscuro y confuso que fuera el paisaje,

timonel de la familia con heroísmo guiabas,

a veces sabor amargo, si a tu propósito no llegabas,

abriendo rutas de utopía en este sinuoso viaje.

Llenar el puchero y que hiervan los sinsabores,

la ilusión y la voluntad sorteaba esa circunstancia,

limpiar sin pañales a tus hijos, la tierna infancia,

la congoja de la incerteza pasea por tus albores.

Madre de aquellos tiempos, con la azada escribiendo,

sus manos callosas a la tierra bien que labraba,

y en los surcos de la ilusión, esperanza sembraba,

por la calle del quehacer, de sol a sol resistiendo.

Por la ribera del coraje brotan primaveras, tus sueños,

tu sudor mora por esos campos, reguero de tus fatigas,

llevando sustento al hogar como al troje las hormigas,

sufre tu espalda y camina, cargada con fajo de leños.

De ti sale el esfuerzo del lactar, la casa y la tierra,

por entre ese sobreesfuerzo valiente  avanzabas,  

 entre el sufrimiento, la ilusión y rebeldía alzabas,

con arrojo y ternura intentaste vencer esa guerra.

En este sufrido folio le agrando y con tu historia alimento,

voy a caminar por tu existencia de esfuerzo y coraje,

acomodando letras, palabras y versos a este dolido paisaje,

te lo envió allá donde estés, que de correo hará el viento.

                                                              JUAN GARCIA INES